jueves, 21 de mayo de 2009

pensamientoOZz de amoOoR



El amor de mi vida



E n los días que Dios me ha concedido habitar
L a tierra jamás imagine conocer a

A lguien que con un solo roce de sus
M anos, con tan solo mirar mis
O jos, pudiese despertar en mi el
R omanticismo, el cariño, el

D eseo de estar siempre a su lado y
E ntregarle lo mejor de mi, alguien que

M e muestre con gran ternura la
I lusión del primer amor, el amor de mi

V ida. Y así es, lo he encontrado en ti,
I nesperadamente has llegado a alegrar mis
D ías, llenando de colores mi cielo y de
A mor a mi corazón, TE AMO...



Colaboración de Vero Reynoso

Se deja de querer




Se deja de querer, y no se sabe por qué se deja de querer.


Es como abrir la mano y encontrarla vacía,
y no saber, de pronto, qué cosa se nos fue.


Se deja de querer, y es como un río
cuya corriente fresca ya no calma la sed;
como andar en otoño sobre las hojas secas
y pisar la hoja verde que no debió caer.


Se deja de querer, y es como el ciego
que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren;
o como quien despierta recordando un camino,
pero ya sólo sabe que regresó por él.


Se deja de querer como quien deja
de andar por una calle, sin razón, sin saber;
y es hallar un diamante brillando en el rocío,
y que, al recogerlo, se evapore también.


Se deja de querer, y es como un viaje
destinado a la sombra, sin seguir ni volver;
y es cortar una rosa para adornar la mesa,
y que el viento deshoje la flor en el mantel.


Se deja de querer, y es como un niño
que ve cómo naufragan sus barcos de papel;
o escribir en la arena la fecha de mañana
y que el mar se la lleve con el nombre de ayer.


Se deja de querer, y es como un libro
que, aún abierto hoja a hoja, quedó a medio leer;
y es como la sortija que se quitó del dedo,
y sólo así supimos que se marcó en la piel


Se deja de querer y no se sabe
por qué se deja de querer...


.

Colaboración de Emily
República Dominicana


Lo que no espero de ti





No espero de ti la perfección,
porque te respeto tal como eres,
y no pretendo que no falles nunca,
porque eres, como yo, un ser humano.

No quiero saber todos tus secretos,
sé que eres una persona aparte.

Ni que cubras todas mis necesidades;
porque comprendo que tienes esperanzas y sueños propios.

No pongo en duda tu fuerza,
porque sé lo lejos que has llegado,
pero tampoco espero que tú lleves toda la carga,
pues yo estoy aquí para llevarla contigo.

No pido que conozcas todas las respuestas:
sé que habrá veces que tendrás tantas dudas como yo.

Sólo te pido que me cuentes como amiga cuando necesites apoyo o alegría,
como socia en los sueños y el futuro,
como consuelo cuando necesites olvidar el mundo exterior.

Y te pido que recuerdes siempre lo mucho que te amo.




Autor: Jennifer Nelson-Fenwick